A la vista de los rápidos cambios socioeconómicos y tecnológicos, los trabajos y las competencias necesarias para desempeñarlos siguen evolucionando. Muchos trabajos en sectores de gran intensidad de mano de obra, que suelen estar ocupados por grupos de personas económicamente vulnerables (como las mujeres y las personas con escasa formación), corren un alto riesgo de ser automatizados. En este sentido, es importante impartir conocimientos relevantes para el puesto de trabajo a un coste razonable, especialmente para los trabajadores cuyos empleos están en peligro. Si se aplican bien, las nuevas tecnologías en la educación y formación técnica y profesional tienen el potencial de mejorar el acceso al aprendizaje, mejorar su calidad a la vez que se reducen los costos, hacer que la enseñanza y el aprendizaje sean más relevantes para el trabajo y la vida de las personas, y animar a los individuos a convertirse en aprendices permanentes.