Según las estimaciones globales de la OIT sobre trabajadores migrantes, había alrededor de 164 millones de trabajadores migrantes en 2017.
Los trabajadores migrantes contribuyen al crecimiento y desarrollo en sus países de destino, mientras que los países de origen se benefician enormemente de sus remesas y de las competencias adquiridas durante su experiencia migratoria. Sin embargo, muchas trabajadoras migrantes enfrentan desafíos para acceder a una formación de calidad y a empleos decentes, entre ellos, figuran el desaprovechamiento de las competencias, la falta de oportunidades de empleo o de formación, la falta de información y la explotación de los trabajadores poco cualificados.
Para hacer frente a estos retos, los países deben fortalecer los sistemas de anticipación de competencias a fin de que se tengan en cuenta en las políticas de migración, aumentar el acceso a la educación y la formación, y establecer el reconocimiento bilateral o multilateral de las cualificaciones y las competencias.